domingo, 16 de diciembre de 2012

Sólo 4 de los 60 descendidos en la Segunda de 22 equipos tenían un colchón de 7 o más puntos en la jornada 18


Desde que en Segunda hay 22 equipos (1997/1998), sólo Cádiz, Granada 74, Castilla y Mallorca B perdieron el margen de 7 o más puntos que tenían sobre el descenso en la jornada 18. Además, 36 de los 60 equipos que estaban en puestos de descenso en esa misma jornada terminaron bajando de categoría a final de temporada.


Hoy el Lugo termina la jornada en la zona tranquila de la clasificación, con siete puntos de margen sobre el descenso, y cuando tan sólo quedan tres jornadas para que termine la primera vuelta. Unos datos que cualquiera hubiese firmado a principio de temporada, y que aumentan las probabilidades de salvación, objetivo claro de la temporada para el Lugo. Pero está claro, y seguro que lo sabe de sobra el equipo, que la relajación sigue sin ser posible si se quiere lograr el difícil reto de la permanencia. 
Si hacemos historia, ya existe algún precedente de equipos que no aprovecharon sus buenos números iniciales, y que con márgenes de siete o más puntos sobre el descenso en la jornada 18, terminaron en Segunda B.

Los dos primeros casos, con equipos filiales.
Si a cualquier persona le pidiésemos una breve valoración de un equipo filial al azar, la mayoría destacaría en el plano positivo su calidad técnica y en el negativo su inestabilidad, motivo de la inexperiencia de sus jugadores. No es llamativo por tanto que los dos primeros equipos a los que les sucedió este descalabro clasificatorio fuesen filiales.
Corría el año 1998, y el Mallorca B, equipo al que paradójicamente acaba de superar esta jornada el Lugo en la clasificación histórica de Segunda, jugaba su primera y única temporada en Segunda división. Viendo aquella plantilla con perspectiva, destacaban los ex-internacionales y ex-deportivistas Diego Tristán (20 años) y Albert Luque (22 años), con Leo Franco (20 años) en la portería y en el extremo diestro el hermano mayor de Juan Carlos Valerón, Miguel Ángel (26 años), una joven promesa del fútbol que había conseguido destacar más que su hermano en las categorías inferiores del Las Palmas, pero que una brutal entrada un año antes del lateral del Barcelona Albert Ferrer en un partido de semifinales de Copa, terminaba con su carrera deportiva prematuramente. También empezaba a entrar en alguna convocatoria un jovencísimo Jesús Perera (18 años), que llegaría a ser pichichi de Segunda con el Albacete y que se enfrentó con el Atlético Baleares al C.D. Lugo en la pasada fase de ascenso.

La clasificación de los baleares aquel año fue similar a la del Lugo a estas alturas de campeonato. Consiguieron un buen inicio de temporada con dos victorias (4-1 al Barcelona B y 0-2 al Albacete) que los colocaron segundos. En la jornada 18 sumaban 23 puntos (a 8 del descenso), pero una floja segunda vuelta y el resurgimiento del Sporting de Gijón, que estaba en descenso en la jornada 18, supuso que los mallorquinistas acompañasen a Barcelona B, Ourense y Hércules en su camino a Segunda B.

Tuvieron que pasar nueve años para que se diese otro caso similar, y éste aún más llamativo, ya que se trataba de una de las mejores plantillas que se han visto en la Segunda División en los últimos años. Estamos hablando del Real Madrid Castilla, que en la temporada 2007/2008 dirigía Míchel, y con un once de medio campo para arriba que a día de hoy podría estar disputando la Champions League, ya que por ahí estaban De la Red (campeón de la Eurocopa 2008), Borja Valero (Fiorentina) y Javi García (Manchester City) peleando por un puesto en el mediocentro, con Callejón (Real Madrid), Granero (QPR) y Parejo (Valencia) repartiéndose los puestos de extremo y media punta, y con Mata (Chelsea) y Negredo (Sevilla) arriba.

Nombres de máximo nivel que, sin embargo, no fueron capaces de mantener sus siete puntos de margen sobre el Elche, el único equipo de los que aquel año estaban en descenso en la jornada 18, que consiguió salir de él a final de temporada. Ese año no consiguieron abandonar esos puestos de descenso la Ponferradina, el Lorca y el Vecindario.
Los otros dos casos, en la 2007/2008

La 2007/2008 fue un caso aparte, una temporada de locos en la parte baja de la clasificación, con numerosos equipos sufriendo por evitar el descenso a Segunda B. Como ejemplo, el caso del Hércules, que terminaría sexto clasificado (hoy entraría en puestos de play-off) con tan sólo 58 puntos, pero a 14 puntos del tercero (Spórting de Gijón, que ascendería directo), y a sólo 8 del decimonoveno, el Rácing de Ferrol, que descendería con 50 puntos, la máxima puntuación de descenso de la historia de Segunda.

En aquella pelea multitudinaria por evitar el descenso estuvieron 17 de los 22 equipos que integraban ese año la Segunda División, con lo cual, se puede considerar esta temporada como un caso excepcional de difícil repetición.

Como segundo ejemplo para demostrar lo insólito de este curso, están las vueltas que dio la clasificación, ya que ésta fue la única vez que se consiguieron salvar hasta tres equipos que estaban en descenso en la jornada 18. En concreto fueron el Las Palmas (colista en aquel momento), Xerez y Albacete los que conseguirían seguir un año más en Segunda a costa del Polideportivo Ejido, Cádiz y Granada 74. El Rácing de Ferrol fue el único que no conseguiría salir del pozo aquel año, pero por muy poco, ya que llegó con opciones de salvación a la última jornada, pero la victoria del Alavés en Vigo y el empate del Córdoba en San Sebastián impidieron la salvación de los gallegos.

Pero los principales descalabros los protagonizaron dos equipos andaluces que pasaban por una situación complicada, el Cádiz y el Granada 74. Aunque ambas plantillas habían rozado el ascenso a Primera la temporada anterior, en esta 2007/2008 no corrieron la misma suerte y no se libraron del descenso al Segunda B.

El primero, el Granada 74 SAD, acababa de fundarse esa temporada. El año anterior, bajo el nombre Ciudad de Murcia y con Quique Pina como presidente, había conseguido finalizar en cuarta posición, a una del ascenso directo. Pero la fuerte competencia del Real Murcia en la ciudad y la ausencia de un equipo en Granada en categoría profesional, animó al empresario Carlos Marsá a comprar la plaza de los murcianos y llevarse el equipo a una ciudad que no lo recibió de muy buen agrado. Con una ciudad en contra, la inestabilidad llegó pronto, y los 8 puntos de distancia que tenían en la jornada 18 desaparecieron rápidamente. En las últimas 20 jornadas, los granadinos sólo conseguírían sumar una victoria, sellando así su descenso a Segunda B, que llevaría a la desaparición del club dos años después.

El caso del Cádiz fue mucho más cruel y  recordado. La temporada ya empezó movida en tierras gaditanas, con la compra del club por parte de Arturo Baldasano (ex-candidato a la presidencia del Real Madrid), que nombró a Vicente Del Bosque director deportivo de un proyecto que ponía al Cádiz como principal candidato al ascenso a Primera División. Pero la dimisión del presidente en octubre, y el despido de su entrenador, Mariano García Remón, en noviembre, cuando el club estaba en la zona media de la tabla, agravaron los problemas. Hasta cinco entrenadores ocuparon el banquillo local del Carranza aquel año, incluído Jose Manuel González, conocido en tierras lucenses por dirigir al Cádiz el año pasado. Pero ni éstos, ni jugadores de renombre como Contreras, Gustavo López, Fleurquin o Ramón De Quintana consiguieron hacer nada, y un famoso penalti fallado por Abraham Paz en el último minuto de la última jornada llevó al Cádiz a Segunda B.


Por lo tanto, estos cuatro casos demuestran la importancia de la estabilidad para lograr el objetivo de la permanencia, y si la consigue mantener el Lugo, es más que probable que logre su objetivo. El camino es el correcto, como así lo demuestra la clasificación, y si no llega la desesperación en los malos momentos, la permanencia estará cerca.

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